Vida en armonía

Dominando a los egos

Dominando a los egos

Quizá todos entendemos lo que es un ego, pero la mayoría no tomamos conciencia de lo que realmente son. Cada acción o reacción negativa hacia determinada situación en la que nos sintamos agredidos es un ego.

Los egos de cada persona son los culpables de la mayoría de nuestras desgracias, ellos son los encargados de desviarnos de nuestro verdadero camino, de nuestra verdadera vida. Ante circunstancias adversas deberíamos de responder solo de acuerdo al dictado de nuestro corazón, que siempre será positivo, pero esto lo hemos olvidado.

El orgullo, la vanidad, los celos, la pereza, la avaricia, etc. son algunos de los egos que la mayoría tenemos arraigados y que son los culpables de que actuemos egoístamente, además de que nos limitan la expresión de acciones positivas.

El ego y el control de todo

Las guerras siempre han sido provocadas por los grandes egos de sus protagonistas, de ahí que todas sean tan absurdas e incoherentes. El alto grado de egocentrismo que caracteriza esos enfrentamientos es capaz de conducir a las personas a la muerte y a la destrucción sin freno.

Y de entre ellos, nuestro ego más grande es el creer que todo lo sabemos y que tenemos la capacidad de comprobarlo con cálculos y teorías. Creemos entender todo, siempre y cuando se base en lo científico y lo material, descartando aquello que no fue creado o ideado por algún habitante del planeta.

La mayor soberbia de la humanidad es pensar que todo lo puede explicar y que cada cosa en este plano puede ser manipulada, al mismo tiempo que niega aquello que no tenga respuesta o que no pueda controlar de una forma absoluta.

Rumbo a la felicidad

Si podemos entender hasta dónde nos han llevado los egos a través de los tiempos, entonces podremos identificar que su presencia genera la mayoría de nuestras reacciones negativas.

Es vital que sintamos la real necesidad de despojarnos de ellos para siempre, de parar su dominio y de ser los responsables de nuestros actos.

Es importante concientizar nuestro proceder y encontrar aquello que nos ha llevado a actuar en forma equivocada y contraria al amor

Debemos dejar de sentir la necesidad de defendernos de enemigos imaginarios, de siempre estar a la defensiva de cada situación, ya que ellos son los únicos enemigos que nos impiden encontrar y tomar el verdadero camino de nuestra felicidad.

¿Cómo terminar con los egos?
  • El primer paso para eliminar los egos es tener plena conciencia de su existencia, aceptar que nos rigen y sentir la necesidad de liberarnos para siempre de su mandato.

  • El segundo paso es tratar de encontrar cuáles son los que tenemos más arraigados y localizarlos detrás de las emociones que se ocultan, para atraparlos y echarlos fuera de nosotros.

  • El tercero será vigilar nuestras acciones para impedir que nos vuelvan a dominar y a penetrar en nosotros.
¿Cómo localizarlos en nuestro ser?

Cuando vayamos a dormir, al acostarnos tratemos de evocar cada acción que hayamos tenido en el día. Busquemos hasta las cosas más pequeñas porque en ellas es donde se esconden los egos. Con este análisis lograremos tener plena conciencia de nuestros actos e identificaremos qué acciones fueron dominadas por los egos.

Tratemos de evaluarnos, de sentir en nuestro corazón cuántas acciones fueron regidas por él o por un ego, tratando de usar toda la honestidad posible.

Es importante concientizar nuestro proceder y encontrar aquello que nos ha llevado a actuar en forma equivocada y contraria al amor.

La gran ayuda de la meditación

La forma más eficiente de saber cuáles son nuestros egos es por medio de la meditación, ya que durante su práctica podemos pedirle a nuestro cuerpo que nos señale cuáles son los egos más profundos.

Es probable que cuando estemos meditando para buscar egos no hallemos las condiciones adecuadas para lograr una máxima concentración, pero esto no será debido a factores externos. Serán los egos intentando a toda costa distraernos, desviarnos de nuestro objetivo. Los egos son muy hábiles y no desean abandonar nuestro cuerpo, pero debemos tener la suficiente fuerza para mantenernos firmes ante ellos y no dejarnos dominar.

Debemos recordar que los egos tratarán de ganar la batalla, de distraernos, de desesperarnos, pero debemos estar muy firmes, ya que si los expulsamos conquistaremos la plena libertad de actuar de acuerdo con nuestro corazón. En ese momento ya podremos establecer un verdadero puente de amor y fraternidad con cuanto nos rodea y transformar nuestro alrededor hasta llegar a cambiar el mundo.

Decreto para despojarnos de los egos

“No quiero dentro de mí ningún tipo de ego ni sentimiento que no sea venido de mi corazón y de sus leyes; en mi cuerpo físico y en mi espíritu solo debe dominar el amor que de mi corazón salga para guiarme hacia la liberación de mi verdadera esencia que está compuesta de Amor.

“Ordeno a todos los egos que se encuentren en mí desalojar mi cuerpo y espíritu para siempre”.

Este decreto debe decirse cuantas veces sean posibles en un día y por supuesto utilizarlo en las meditaciones y reflexiones, ya que tiene un poder muy grande para el desalojo de los egos.

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