Vida en armonía

Física y espiritual

Volver a lo básico

En la actualidad estamos viviendo una crisis en todos los niveles de la vida. Por un lado, está la violencia como el mayor problema que estamos enfrentando como humanidad. Luego, otro de los grandes trances en los que estamos sumergidos es la contaminación que nos está rebasando en todas las formas, afectando la salud de todos los seres vivos del planeta. Y así, podríamos hablar por horas de los sectores de nuestro planeta que están sufriendo este embate como nunca. Y podríamos preguntarnos, ¿cuál es la solución? ¿Cada habitante del mundo puede realmente hacer algo? La respuesta es Sí.

Cada una de las personas que vivimos en este planeta tenemos un grado de responsabilidad con lo que está ocurriendo. Todas y todos hemos contribuido en mayor o menor medida a cada uno de los problemas que nos aquejan.

Aquí es donde reside la importancia de despertar de este sueño en el que sentimos que alguien más tiene que arreglar las cosas. Asumir la responsabilidad que tenemos es asumir también la solución. Todas y todos poseemos parte del remedio que nos puede dirigir en la dirección correcta del cambio.

Un verdadero efecto mariposa

Lo primero es comprender que cada persona que habitamos este planeta tenemos una importancia que, de una u otra manera, tendrá una influencia en el entorno. Mucho se ha hablado del efecto mariposa, en donde hay dos mundos o niveles idénticos, pero en uno existe el aleteo de una mariposa y en el otro, no. Esto provocará que en un cierto plazo ambos mundos se desarrollen de manera completamente diferente.

Para no ir más lejos. Si tú, que estás leyendo esto, hubieras tomado una acción diferente en tu existencia, no estarías viviendo lo que ahora vives o piensas. Si hubieras tenido hijos o no, si te hubieras casado, incluso si un día decidiste vestirte de rojo en lugar de blanco. Desde lo más pequeño hasta lo más grande, TODO tiene un efecto sobre el entorno. TODAS Y TODOS poseemos un poder gigante que aún no hemos sabido aprovechar y dirigir en la dirección adecuada.

Si en esta sociedad se nos hubieran mostrado o se nos hubiera hablado de la gran influencia que tenemos sobre nuestra vida y la de las demás personas, se nos habría despertado un sentido de responsabilidad, un entendimiento del poder colectivo que lleva a una persona, a una nación o a un planeta, a su evolución o a su destrucción.

No hubiéramos desarrollado el egoísmo que ahora nos ha metido en tantos problemas. Sabríamos que el futuro de unos, será el futuro de todas las personas.

Por lo tanto, la solución es volver a lo básico. Comprender y valorar lo que las nuevas generaciones están olvidando o ya olvidaron.

Por ejemplo, en la actualidad, las instituciones de diferentes países y los organismos civiles se han dado cuenta de que el plástico es uno de los males que se creó tiempo atrás como símbolo de modernidad. Una decisión egoísta e irresponsable que nos ha llevado a contaminar de manera vil nuestros suelos, nuestros mares, y que ha provocado la destrucción masiva de nuestra naturaleza.

Y aquí es donde el volver a lo básico toma sentido. Ahora, como en la época de nuestras abuelas y abuelos, tendremos que recurrir a utilizar las típicas bolsas reusables del mandado que eran tan utilizadas en otros tiempos. A no usar popotes y a comenzar a tener una vida en donde la solución radica en dejar de ser tan egoístas y pensar en algo más que en nuestra comodidad.

El bienestar común es primero

En cuanto a la violencia, una de las grandes soluciones es la de recuperar el Respeto, el Amor y la Honestidad. Si tan solo procuráramos esos tres aspectos, de los cuales se derivan otros más como la Compasión, el Altruismo, la Tolerancia, la Gratitud y la Humildad, entre muchos otros, entonces nuestra sociedad comenzaría a tener cambios inmensos de los cuales todas y todos nos beneficiaríamos.

Es hora de volver a los orígenes de nuestros pueblos nativos, cuando era evidente el amor y el respeto a la naturaleza como a su igual. Recuperar la humildad de no sentirnos dueños de nada, solo parte del TODO. Estos pueblos reconocían perfectamente que el bienestar común era el propio, lo que los llevó a desarrollarse en todos los sentidos.

Ahora nosotros, la humanidad actual, hemos destruido las herencias de nuestros antepasados. Hemos despreciado sus conocimientos que, en muchos casos, fueron tomados como idolatría o ignorancia. La realidad es que los idólatras e ignorantes somos los actuales hombres y mujeres que hemos cedido nuestra voluntad, creatividad y vida a la parte hueca y superficial a tantos elementos, entre ellos los teléfonos inteligentes, que cada vez son más los amos de nuestra existencia (sin mencionar el daño que nos hacemos y que hacemos a lo que nos rodea cuando los usamos).

Amor y respeto son la base

Si aún queremos recuperar la vida, la felicidad y la luz que guíen nuestros pasos, estamos a tiempo. Solo se necesita que la mayoría analicemos nuestra vida, nuestra acciones y que sobre todo valoremos que lo más sencillo es lo más verdadero y real. Que las acciones que tomamos cada día tienen y tendrán un impacto presente y futuro, no solo para nosotros como individuos, ya que también impactarán a nuestro entorno.

Reconocer el poder tan grande que poseemos, saber que cada una de nuestras acciones son el aleteo de esa mariposa, nos ayudará a actuar con más responsabilidad, utilizando como base el amor y el respeto.

Si cada día al levantarnos asumimos ese papel de influencia colectiva que tenemos en realidad, de manera casi inmediata nuestras acciones irán cargadas de una responsabilidad que hemos decidido eludir

Si cada día al levantarnos asumimos ese papel de influencia colectiva que tenemos en realidad, de manera casi inmediata nuestras acciones irán cargadas de una responsabilidad que hemos decidido eludir. De inmediato nuestro cerebro permitirá que el corazón también tenga un papel más determinante y que la sensibilidad, y todos los aspectos emocionales relacionados al amor y el respeto, tengan un papel importante en nuestra vida.

Esto, a su vez, hará que el egoísmo se vaya alejando poco a poco de nuestros caminos y nos llevará a crear no solo para un individuo, sino para todas y todos. Volver a lo básico es la clave que necesitamos para unirnos y comenzar con una reconstrucción de nuestro planeta. Una reconstrucción que comienza en cada hombre y mujer para terminar en un colectivo de bienestar que nos ayude a recuperar el planeta que nos fue otorgado y que ahora hemos deformado. Será la creación de una sociedad donde no existan los límites, solo el Amor y el Respeto.

No destruyamos ni lo más mínimo, pues el mínimo no existe, y recordemos siempre que comenzamos a construir desde que nos levantamos al nuevo día. Somos unas mariposas y nuestros aleteos harán eco en el infinito, siempre recordémoslo. ¡Así de inmenso es el poder que tenemos tú y yo…!

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